Capitalismo contra el clima
- sólo un movimiento de masas puede salvarnos de nosotros mismos
En su último libro 'Esto lo cambia todo: El capitalismo contra el clima', la periodista y activista social Naomi Klein propone que nos unamos y trabajemos por los cambios necesarios antes de que lleguemos a un punto de no retorno. El cambio climático es síntoma de un problema mayor: el capitalismo global. La salvación de la tierra significará la creación de un mundo más justo y la superación de las heridas de la esclavitud y el colonialismo. Aquí extractos de una reciente entrevista (1)
¿Consideras que el cambio climático refleja una crisis espiritual?
El cambio climático es una profunda crisis narrativa (2) de la civilización occidental indisolublemente ligada a su cosmovisión y la espiritualidad. Llegué a este tema desde la política dura, al darme cuenta que tiene mucho que ver con las historias que nuestra cultura se narra sobre ella misma y también a nuestra relación con la naturaleza. ¿Estamos los seres humanos al margen de la naturaleza o somos parte de ella? ¿Es la tierra de un sistema viviente o una máquina inerte para que nosotros la dominemos?
En el libro 'Esto lo cambia todo' conectas el movimiento por la justicia climática a los movimientos por la igualdad económica y racial. ¿No estás poniendo las cosas más difíciles de lo necesario al hablar de todas esas cosas a la vez?
No veo la crisis climática como separable de la justicia económica y racial. Los seres humanos nos estamos enfrentando a los impactos de un modelo industrial que siempre ha sacrificado territorios y personas. La economía de combustibles fósiles pactó con el diablo desde un principio -sacrificando los pulmones de los mineros del carbón y sus comunidades- y se hizo acompañar la profundización de las teorías de superioridad racial y de clase. Un sistema construido sobre el sacrificio de personas y territorios siempre requiere que haya una teoría que lo justifique.
La promesa de la justicia climática -en lugar de sólo acción climática- reside en que el cambio de la economía como respuesta al cambio climático logrará más que sólo apartarnos de los combustibles fósiles. La justicia climática curará heridas que tienen siglos de antigüedad y que son intrínsecas a una economía extractivista y a una visión extractivista del mundo, llegando a la raíz del problema.
¿Cómo te imaginas el futuro?
Nuestra respuesta al cambio climático podría cerrar las brechas de desigualdad que marcan profundamente nuestro mundo.
Al escuchar esto, muchos ambientalistas dicen: "tú realmente la estás poniendo mucho más difícil de lo que ya era". Mi contrarespuesta es que, "hemos tenido dos décadas y media tratando este problema como si fuese un asunto tecnocrático, como si sólo se tratara de demostrar que la energía solar es viable y persiguiendo un buen acuerdo en la ONU. Esa estrategia no ha funcionado”.
La razón por la que no ha funcionado es que la respuesta al cambio climático es costosa y requiere que algunos de los intereses más poderosos de los más ricos de nuestra sociedad sean menos poderosos y ellos menos ricos.
La respuesta al cambio climático que trato de esbozar en el libro no es sólo una respuesta moral. Es también una estrategia política para construir un movimiento fuerte y suficientemente motivado para confrontar con éxito a esos grandes intereses.
Por ejemplo, creo que las comunidades que han estado en las zonas de sacrificio debieran poseer y controlar una gran parte de la generación de energía renovable. Los empleos deben ir primero a las personas que viven allí con un salario digno. Debemos promover políticas como transporte público barato o incluso gratuito para las personas más pobres. De esa manera, se integra la lucha contra el cambio climático, la desigualdad y el racismo a la vez.
Vivimos en una época en que las crisis se solapan y no tenemos tiempo para resolver cada crisis secuencialmente. Tenemos que conectar los cabos sueltos, necesitamos un movimiento que apunte a todas las crisis a la vez, uno que genere esperanza por la posibilidad de un futuro mejor.
¿Nosotros también tendremos que hacer ciertos sacrificios?
Hay personas -incluyéndome a mí- que van a tener menos. Esas personas volarán menos, consumirán menos y tendrán casas más pequeñas. Pero habrá mucho más personas con unas vidas significativamente mejor y dispuestas a luchar por esa promesa de futuro. Eso es lo que significa la justicia climática.
¿Cómo puedes mantener ese sentido de posibilidad y propósito cuando parece muy poco probable que tu visión se haga realidad?
La posibilidad está en la conexión de este movimiento con otros movimientos, eso me da esperanza. Estaríamos fritos si sólo contásemos con las personas que se definen como ecologistas y los espiritualmente iluminados. No somos un movimiento suficientemente poderoso para lograrlo sólo nosotros.
Creo que parte de la razón por la que a veces nos sentimos desesperanzados es que estamos tan separados. Es por eso que necesitamos un objetivo que nos una. Estar tan segmentados en temas relativos a nuestros pequeños silos, nos hace sentirnos impotentes, porque somos impotentes cuando estamos separados.
Ganaremos mucho si nos animamos a caminar juntos a pesar de las dificultades en la construcción de ese tipo de coaliciones.
Notas
(1) Extractos editados de "Capitalismo contra el clima", una entrevista de Sam Mowe con Naomi Klein, publicada originalmente en Tricycle, The Buddhist Review, Otoño del 2015 (vol. xxv, no 1). Traducido y republicado con permiso. www.tricycle.com.
(2) Crisis narrativa en este contexto puede ser interpretada como punto de quiebre o agotamiento de opciones. Nota del traductor.